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EL TIEMPO LIBRE DEL PENSIONADO

El  "tiempo  libre” que experimenta una persona que ha culminado su etapa de vida laboral es un concepto que abre  un  modo alternativo  de entender y evaluar en términos de bienestar la situación actual de los pensionados y de los afiliados que esperan a futuro acceder a esta prestación. Un enfoque  distinto al pregonado por la tecnocracia que reduce todo análisis de la problemática pensional a “la sostenibilidad financiera y fiscal  del sistema de pensiones”, machacado y distorsionado argumento sobre el cual se apoya falazmente la entrega de los recursos pensionales al lucro de grandes capitalistas dueños de las  “Administradoras  de Fondos de Pensiones” y de las compañías  de seguros articuladas al llamado "modelo de capitalización de aportes ("ahorros") de los afiliados".
 
Javier Cabrera Rivera*

El “tiempo libre”  del pensionado ofrece  una  perspectiva de análisis  que pone en primer plano la importancia del retiro laboral: la fase culminante  del ciclo productivo de la vida, cuando por razones de orden biológico (edad avanzada, enfermedad, invalidez física o mental), cultural (la concepción  de “vejez” asociada a incapacidad) e institucional (retiro forzoso, despidos), entre otras, una persona deja de trabajar lo que conlleva en paralelo la pérdida de ingresos derivados de la actividad que venía desempeñando.

El retiro laboral entonces marca en principio una larga e incierta etapa de “tiempo libre” que culmina con la muerte. Para quien ha llegado a los 62 años de edad, el hombre,  y 57 años  en  el caso de la mujer, al cabo de 25 o más años de trabajo y de cotizar durante ese tiempo a una administradora de pensiones, es  apenas justo el descanso  del trajín laboral y no solo eso, con las alternativas que ofrece la vida moderna, es más que merecido el disfrute del tiempo que resta  de su  existencia.

Que la etapa de retiro laboral sea para el “descanso y disfrute  del tiempo libre” depende de múltiples  circunstancias. A nivel global, de las posibilidades que en este sentido brinda la sociedad en contextos geográficos determinados (país, ciudad): espacios suficientes  y adecuados  para la recreación, el deporte, la ciencia y la cultura,  al igual que políticas y programas de bienestar individual y colectivo, en particular un sistema de salud de acción preventiva que atienda oportuna y eficazmente las enfermedades y “achaques” que llegan con los años.  A nivel  individual, en el caso de la persona que se pensiona, las posibilidades de aprovechar el “tiempo de ocio” que trae la desarticulación laboral dependen en principio de la edad para acceder a la pensión y el monto de la misma, la “mesada” que sustituye al  salario del trabajador dependiente  o a los ingresos del trabajador  independiente.

Del análisis de requisitos  y posibilidades sobre el “uso y disfrute del tiempo libre” en la etapa de retiro laboral se entiende el enorme daño causado por la reforma pensional  implementada por el gobierno de César Gaviria mediante la Ley 100 de 1993. Pero lo más grave estaría por venir con la “nueva reforma pensional” proyectada por la tecnocracia desde la misma Ley 100 para entregar los recursos pensionales al lucro de capitalista  dueños  de Fondos Privados de Pensiones y compañías de seguros vinculadas al “negocio de las pensiones”. Largo e intrincado proceso que el gobierno de Duque se dispone a culminar tras la cortina del plan de desarrollo 2018-2022.  Si las “recomendaciones” de los “expertos” se materializan la “pensión”,  en su esencia,  como  seguro contra el riesgo de pérdida de ingresos ante las contingencias de vejez, invalidez  y muerte tiende a desaparecer, diezmando  en la práctica  para un significativo sector de la población colombiana la oportunidad  de disponer en provecho propio y de su familia, incluso en beneficio de la sociedad, el tiempo que marca la etapa culminante de sus vidas.  

¿QUÉ ES EL “TIEMPO LIBRE”?

Se puede entender el “tiempo  libre” de una persona como un concepto asociado por oposición (en contrario) al tiempo que dedica a la realización de actividades de carácter obligatorio. Es por lo tanto el tiempo disponible sin presiones de cumplimiento, formales e informales, para “hacer lo que a uno le venga en gana”: dormir, leer, tomarse un tinto con los  amigos, viajar, practicar un deporte, estar en casa o salir a caminar, en fin, hacer cualquier cosa que no esté relacionada con labores de imperioso cumplimiento o la realización de actividades condicionadas por algún tipo de responsabilidad como ocurre con las “clases” y “tareas” en el caso de los estudiantes y las “labores domésticas”  que deben adelantan  las “amas de casa”.   
 
Para quien está en la etapa productiva de la vida, (estudia,  trabaja y en general dedica parte de su tiempo a labores de índole obligatoria), el “tiempo  libre” normalmente está restringido a unas horas  por día,  las noches, fines de semana, días festivos  y periodos determinados por año (“vacaciones”). Sin embargo, para quien se pensiona y se desarticula de toda actividad laboral, el “tiempo libre” se torna ilimitado a partir de su retiro laboral. En principio, el pensionado  tiene todo el tiempo disponible por el resto de su vida para hacer lo que a bien tenga, sin  horarios que cumplir, sin jefes que obedecer,  ni tareas obligatorias que ejecutar.  Pero, paradójicamente, esto que podría ser la situación ideal para quien pasó su vida en la “lucha cotidiana” por subsistir en un estatus determinado se puede traducir en la práctica, bajo circunstancias particulares de orden personal y social  en algo traumático, difícil de sobrellevar en el día a día, de “levantarse en la mañana sin saber qué  hacer ni para dónde coger”.

EL  “DISFRUTE DEL TIEMPO LIBRE”   

En los últimos años  a raíz del avance acelerado  de la ciencia y la tecnología con su impacto dual sobre el bienestar humano, contando en lo negativo el creciente y generalizado desempleo que afecta incluso a jóvenes calificados, la utilización del “tiempo libre” se ha constituido en un tema de gran interés y debate entre sociólogos, psicólogos,  economistas  y expertos de la problemática social, incluso ha trascendido a los ámbitos políticos en sociedades más evolucionadas, como Canadá, Finlandia y Suiza.  Para quienes ven en el progreso científico y  tecnológico un triunfo histórico de y para beneficio de la humanidad, el “tiempo libre” que deja la automatización de máquinas y procesos es una oportunidad para que el ser humano, -sin discriminación se edad, sexo, raza o de cualquier otra índole-,  pueda explorar, experimentar y aprovechar,  según habilidades, talentos y preferencias,  la  enorme variedad de alternativas que ofrece la vida moderna en los distintos ámbitos del conocimiento y la actividad  humana, como la cultura, la ciencia, el servicio social, el deporte y la recreación, para mencionar  sólo algunas posibilidades.

El “disfrute del tiempo libre” del pensionado, aclaremos, no descarta el “trabajoy el “estudio” si las actividades dentro de estos campos son gratificantes y contribuyen a su crecimiento personal. De hecho, en  países europeos, el “trabajo voluntario” en programas de beneficio  social y humanitario impulsado por políticas públicas y organizaciones no lucrativas, es una alternativa de “ocupación del tiempo libre” que tiene gran acogida entre la población de pensionados. Tampoco se  es descartable  el trabajo remunerado que reactiva capacidades físicas e intelectuales de amplia y valiosa experiencia, con potencial de continuar aportando al desarrollo económico y social. Bien podría tratarse de cambiar o no de oficio, de montar un negocio o cultivar una finca. Siempre y cuando, cualquiera sea la alternativa de ocupación, las condiciones de trabajo sean flexibles, placenteras, adaptadas a la edad, conocimientos  y expectativas del pensionado. Bajo el enfoque del disfrute del tiempo libre estarían descartados los trabajos tediosos y rutinarios, también aquellos cuya exigencia de cumplimiento desborda las capacidades físicas  y/o mentales del pensionado y, en general,  toda ocupación que produzca  malestar e insatisfacción personal.    

SALUD  E INGRESOS: REQUISITOS PRIMARIOS PARA EL “DISFRUTE  DEL TIEMPO LIBRE”

Entre la variedad  de factores que inciden en la disposición y los modos de hacer uso del “tiempo libre” que tiene una persona sobresalen dos fundamentales, estrechamente relacionados entre sí: salud e ingresos.  Consideremos cada uno en sus aspectos básicos:

La “salud”  

Hablar  de este aspecto vital del ser humano implica necesariamente considerar su contraparte: la enfermedad.   La enfermedad afecta por el tiempo que duran sus causas y síntomas  el ritmo de vida normal de la persona que la padece incluyendo el descanso placentero y las actividades  dedicadas al “ocio productivo”. Una gripe, por ejemplo, puede dañar el “disfrute” de un fin de semana y extenderse  por más tiempo mientras perduran los síntomas de malestar. A lo largo de la vida nadie está exento de sufrir enfermedades y dolencias en cualquier momento y lugar.  El riesgo de padecerlas amenaza por igual a niños, jóvenes y adultos, aunque tiende a ser mayor en personas de edad avanzada. El desgaste físico y mental que se acumula con los años tiende a cobrar su cuota de enfermedad y agotamiento  en la etapa  de vejez. Sin  embargo, con una nutrición adecuada, actividad física moderada, cierta dinámica intelectual,  prácticas recreativas y convivencia en entornos familiares y sociales apropiados además del control preventivo de enfermedades y “achaques” conexos a edades avanzadas,  es posible  preservar por más tiempo una vejez saludable y activa.  

De las consideraciones anteriores podemos asumir que el tiempo de vida de una persona tiene dos connotaciones: el “tiempo  de vida futuro”,  los años de existencia que tiene por delante y, en ese lapso temporal indeterminado, el “tiempo de vida saludable”: los periodos sin enfermedad o traumas de salud que puedan alterar el ritmo normal de vida, incluyendo el uso del tiempo libre. Dos “variables aleatorias” que no se pueden medir con certeza.  ¿Una persona que tiene hoy 60 años cuántos más podría vivir?  ¿3 años? ¿8 o 10 años? Y si suponemos que vivirá otros 20 años ¿cuántos estarán exentos de enfermedad? En estos casos, si queremos hacer cálculos, debemos aventurarnos en el resbaloso mundo de las probabilidades.

Los “expertos” preocupados por asegurar las ganancias de las compañías de seguros han desarrollado una técnica para estimar el tiempo de vida futuro de una persona según  edad y género (sexo). Se denomina “esperanza de vida” o “expectativa de vida” y mide el tiempo de vida promedio en años que probablemente viva una persona, hombre o mujer, de una población determinada.  En Colombia, según el DANE, la esperanza de vida al nacer de un hombre es de 72 años y la de una mujer de 77 años. Cinco años de diferencia según sexo que muestran los datos de mortalidad consultados con sus inevitables errores y sesgos,  más no se conoce argumento científico que explique porqué las mujeres podrían vivir en promedio más años que los hombres ¿Hay razones de orden genético, orgánico o fisiológico que expliquen, convincentemente, esta circunstancia?  De todas formas, aclaremos, si la esperanza de vida de la mujer en Colombia es de 77 años, esto no quiere decir que una mujer en particular vivirá efectivamente ese tiempo. Primero,  porque el dato representa un promedio de años de vida, lo cual significa que ella podría  vivir más de 77 años, o menos ¿Cuántos más?  ¿3 años? ¿9,  15 años? ¿Cuántos menos? ¿5 años? ¿10 o 20 años?  Nada se puede establecer a priori con certeza, simplemente, porque el  dato encontrado por el DANE es de naturaleza probabilística, está sujeto al azar, o mejor, a la suerte o la fatalidad.

En cuanto la estimación del “tiempo de vida saludable”  parece estar motivada por el “boom” de crecimiento de la franja poblacional de “adultos mayores” en las tres últimas décadas. “La población envejece apresuradamente en todo el mundo”. Un fenómeno que la tecnocracia pondera como una “carga social” que pone en riesgo la estabilidad financiera y fiscal de los sistemas de salud y de pensiones. Entonces, al tiempo que se estima la “esperanza de vida” los “expertos” ahora se preocupan por calcular también la “esperanza de vida saludable”, esto es, los años de vida promedio sin enfermedades que se espera tenga una persona de una población determinada. En Colombia,  según artículo publicado por la Revista Semana el 29 de agosto de 2015,  un estudio realizado por el “Instituto de Métrica y Evaluación de la Salud (IHME)” dela Universidad de Washington”, durante el periodo 1990-2013 la “esperanza de vida” aumentó para las mujeres de 75 a 79 años (4 años)  y para los hombres de 67 a 72 años (5 años).  “¿Sera verdad tanta belleza?”.  No deja de extrañar  lo bondadoso de estos  “indicadores”  en un periodo marcado por la agudización de la violencia,  que ha dejado miles de víctimas fatales incluyendo niños, la pobreza extrema con su cuota de  millones de muertes por desnutrición  y abandono,  incluyendo niños, y  un sistema de salud corrupto e indolente que a decir del actual Procurador ha causado más muertes que la guerra  interna. (El Tiempo, edición de  25 de Junio de 2017. Entrevista  con Yamid Amat).     
 
Los “años de vida saludable”  según los “expertos”  gringos variaron en el mismo periodo de 63 a 68 años (5 años) para mujeres y de 58 a 63 (5 años) para hombres. Si estas cifras son confiables una mujer tiene un riesgo más alto de padecer enfermedades a partir de los 63 años. Vivirá posiblemente 16 años con traumas de salud si la muerte ocurre a los 79 años. Un hombre tiene mayor riesgo de sufrir quebrantos de salud desde los 58 años. En adelante,  si sobrevive a las “EPS”,  podrían fallecer a los72 años. Observemos de paso que si bien la mujer tiene una expectativa de vida mayor que la del hombre, en la edad avanzada tiene un riesgo más alto de padecer enfermedades, una circunstancia que podría acortar en la práctica su tiempo de vida esperado.

El nivel de ingresos

La cantidad de dinero que percibe una persona por mes u otro periodo de referencia (semana, año) es un determinante en sí mismo de las posibilidades de aprovechar “el tiempo libre” y al mismo tiempo un requisito para preservar la salud, condición primaria, como lo vimos, para mantener un ritmo de vida normal incluyendo el ocio en sus distintas modalidades.  

La disponibilidad de ingresos es capacidad de compra de bienes y servicios para solventar necesidades incluyendo los relacionados con el “disfrute del tiempo libre”, algo que regularmente olvidan los “expertos del bienestar”. Una persona se puede dar el gusto de viajar, practicar  deportes, estudiar o simplemente descansar  en forma placentera, si cuenta con los ingresos necesarios para cubrir los gastos que esto implica. En el caso del pensionado, abstrayendo la posibilidad de captar ingresos adicionales, esta alternativa depende únicamente del monto de la pensión, la “mesada”. Si este pago monetario es la única entrada y alcanza escasamente para sostener los gastos familiares el “tiempo libre” del pensionado será de “retiro laboral” en la concepción tradicional más simple: “descansar” en el sentido de  inactividad forzosa, de soportar el tedio, incluso la angustia de no hacer algo satisfactorio. En el peor de los casos,  si la mesada no alcanza para suplir los gastos básicos familiares, el “retiro  laboral” ni siquiera  será de elemental “descanso”. Empujado por la necesidad el “pensionado” se verá abocado, en aparente paradoja, a buscar trabajo, pero, a “una edad avanzada”,  bajo el predominio de una cultura que rechaza y segrega laboralmente a los “viejos”,  en un ambiente de desempleo generalizado que afecta  incluso a los jóvenes calificados, las posibilidades del “adulto mayor” son mínimas o nulas, incluso en el incierto y competido “mundo del rebusque”,  refugio de marginados y desempleados de toda profesión y calificación laboral forzados por la necesidad y la falta de oportunidades.

La disponibilidad de ingresos también es condición necesaria para mantener buena salud en la etapa de retiro.  Con ingresos suficientes es posible llevar una dieta nutritiva acorde a la edad  y asumir prácticas que refuerzan el estado de salud, como el ejercicio físico y la recreación sana, y en lo básico llevar una vida sin estrés y relativamente placentera.  

Con todo en la “edad avanzada” no se descarta el surgimiento de enfermedades y traumas de salud por efecto del proceso natural de envejecimiento. “Los años no llegan solos”. Los “adultos mayores”  por lo tanto requieren controles médicos periódicos de tipo preventivo  y/o atención oportuna de enfermedades que sobrevienen inesperadamente con nota de urgencia.

Los pensionados  tienen derecho a tratamientos preferenciales en los servicios de salud sin que generen gastos adicionales ya que fueron cancelados previamente mediante aportes mensuales al “Sistema de Salud” a lo largo de 25 o más años de afiliación.  Pero, contradictoriamente, ya como pensionados, están obligados a cancelar  la totalidad  del aporte a salud.

No obstante,  estos  tratamientos   preferenciales    difícilmente tienen cabida  en  un “Sistema  de Salud”  montado y sostenido a toda costa  por la tecnocracia  para acumular las arcas de unos cuantos magnates e inversionistas dueños de las “EPS” y de las multinacionales que las abastecen  de medicinas, equipo y material médico. No serán pocos los pensionados sin posibilidades  de cubrir  los altos costos  de la medicina privada “que se mueren antes de tiempo” por  falta de atención oportuna y adecuada,  con tutela en mano y dos o más “incidentes de desacato”, muestra fehaciente de la  inefectividad del “Estado Social de Derecho”  cuando se trata de proteger el “sagrado derecho a la salud”  de los colombianos.

Finalmente, a manera  de conclusión central, digamos que el  “disfrute del tiempo libre”,  llamado  también  “ocio productivo”,  es un elemento implícito de la pensión como seguro que garantiza el bienestar personal  y familiar  de quien por razones de edad avanzada o invalidez  ha perdido la capacidad de generar ingresos. La “mesada”, que sustituye al salario o al  ingreso del trabajador independiente, es la condición económica fundamental, sine qua non, para hacer efectivo y eventualmente aprovechar activamente el retiro laboral. Sin embargo,  desde  hace unas cuatro décadas en el mundo y desde comienzos de los 90 en Colombia,   gobiernos  direccionados y condicionados por  jerarquías de la tecnocracia apostadas en organismos internacionales (Banco Mundial, FMI, OCDE, BID) que buscan a toda costa entregar los recursos pensionales al lucro de grandes corporaciones capitalistas,  han venido aumentando sistemáticamente la edad de pensión y disminuyendo el monto de la misma lo que ha llevado en consecuencia  al progresivo  recorte y deterioro del tiempo libre en la etapa de retiro laboral de los pocos “afortunados” que logran pensionarse.

*  Investigador Social (En buen uso de mi tiempo libre)  

Septiembre de 2019
 E-mail: javiercabrerarivera@yahoo.es
  Tambien: appensionados@gmail.com
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